Su jardín atrae a más de 7.000 turistas al año.
Un anciano de la localidad de Miyazaki, en Shintomi (Japón), plantó cientos de flores de color rosa en su jardín para conseguir devolverle la felicidad a su esposa, que había perdido la sonrisa cuando la diabetes le privó de su vista.
El señor y la señora Kuroki se casaron en 1956 y se mudaron a su actual hogar, donde tuvieron dos hijos. Unos años después la esposa del anciano empezó a tener problemas de vista a causa de la diabetes, hasta que finalmente dejó de ver por completo.
La ceguera de la mujer hizo que esta se sumiese en una depresión, encerrándose en su casa y solo saliendo cuando era necesario. El señor Kuroki, viendo el sufrimiento de su esposa, quiso tener un gesto con ella para animarla y empezó a cultivar shibazakuras, un tipo de flor de color rosa muy aromático.
Su idea funcionó, y su mujer comenzó a salir de casa, lo que hizo que el anciano trabajara su jardín durante dos años hasta cubrirlo completamente de rosa.
En la actualidad, su mar de flores rosas particular atrae a más de 7.000 turistas al año.