El avance médico aumenta la precisión en intervenciones donde un fallo de un milímetro puede ser fatal
Melanie Bonnet estaba embrazada de 18 semanas de genelos cuando le diagnosticaron el pasado marzo síndrome de transfusión fetofetal. Se trata de una de las complicaciones más graves que se pueden dar en un embarazo. Las sangres de los gemelos entran en contacto y, sin tratamiento, tiene una mortalidad del 90% y un alto riesgo de secuelas neurológicas para los supervivientes.
En 24 horas Melanie era derivada al hospital de Sant Joan de Déu, el centro más avanzado de España y uno de los cinco más avanzados del mundo en cirugía fetal. Al día diguiente la operaron con una innovadora técnica quirúrgica que permite navegar dentro del útero como en un videojuego. La intervención duró sólo 15 minutos. Hoy Melanie y Alberto, su pareja, son padres de dos bebés perfectamente sanos, Julen y Liam, que nacieron a las 32 semanas de gestación y que ayer domingo cumplieron cinco meses.
“La cirugía fetal es una revolución contra la selección natural”, proclama Eduard Gratacós , director del Centro de Investigación de Medicina Fetal BCNatal -consorcio de los hospitals Clínic y Sant Joan de Déu- que ha desarrollado la nueva técnica quirúrgica. “Operamos a pacientes de veinte centímetros, que parecen de mantequilla, que están flotando en líquido, que son extremadamente delicados y que están dentro de una madre que no está enferma y que debemos evitar lesionar”. En este tipo de cirugía, señala Gratacós, “la diferencia entre la vida y la muerte a veces depende de un milímetro”.
El éxito de la intervención depende de la experiencia y la pericia de los cirujanos. Se trata de un tipo de cirugía mínimamente invasiva, en la que los instrumentos se introducen a través de una pequeña incisión en la barriga de la madre. En la punta de uno de los instrumentos, hay una fuente de luz para iluminar el interior del útero. “Es como entrar en una habitación oscura con una linterna; no se ve bien por dónde tenemos que movernos”, explica Gratacós.
Desde que se empezaron a realizar cirugías fetales hace unos veinte años, los cirujanos se han guiado haciendo la intervención con ecografías. Entre la linterna del interior y la ecografía desde el exterior, han llegado al punto en que deben intervenir. En el caso del síndrome de transfusión fetofetal, que afecta aproximadamente a uno de cada 35 embarazos de gemelos, se coagula con láser el punto en que las sangres de los gemelos entran en contacto.
Para mejorar la precisión de la intervención, reducir su duración y conseguir que no dependa tanto de la habilidad de cada cirujano, el equipo de BCNatal ha desarrollado una nueva técnica de navegación quirúrgica dentro del útero. El proyecto, en el que BCNatal ha colaborado con la Universitat Pompeu Fabra, ha costado tres años de trabajo y ha estado financiado por la Fundación Cellex.
El avance se basa en una resonancia magnética que se realiza a la paciente el día anterior a la intervención. A partir de las imágenes en dos dimensiones de la resonancia, “se reconstruye una imagen en tres dimensiones de todo el abdomen materno [que] nos guiará durante la cirugía”, explica Elisenda Eixarch, que ha diseñado el sistema de navegación en BCNatal. “Podemos ver las inserciones de los vasos sanguíneos y de los cordones umbilicales y podemos simular los diferentes puntos de entrada” para acceder más fácilmente al punto en que se debe aplicar el láser.
Para Miguel Ángel González Ballester, investigador Icrea en la Universitat Pompeu Fabra, “se puede imaginar como un videojuego” porque el cirujano tiene una idea precisa de lo que hay en el espacio tridimensional que rodea a los instrumentos quirúrgicos, en lugar de ver sólo lo que la linterna ilumina.
En la investigación, financiada por la Fundación Cellex, han colaborado los hospitales Clínic y Sant Joan de Déu y la Universitat Pompeu Fabra
Para Gratacós, es “como operar con un GPS, porque sabemos dónde estamos en cada momento” en un sistema de coordenadas tridimensionales en la oscuridad del útero.
Como cada placenta es diferente, y además cambia a medida que avanza el embarazo, la técnica debe ser personalizada para cada paciente.
El caso de Melanie es uno de los veinte que se han operado con esta nueva técnica de navegación desde que se utilizó por primera vez en enero. Todas las intervenciones han sido para tratar embarazos gemelares con síndrome de transfusión fetofetal. De las veinte, se ha conseguido salver por lo menos a uno de los fetos en diecinueve, informa Gratacós.
De cara al futuro, está previsto extender esta técnica a otros tipos de intervenciones y facilitar que se pueda utilizar en otros hospitales para que puedan ofrecer servicios de cirugía fetal. “Queremos que este sistema se use”, declara González Ballester.